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Los Mellizos: Zivot y Smrt
Por eones, el trabajo de Vesmír había logrado hacer coexistir a las distintas divinidades que alojaban el cuerpo de Caos, de una u otra manera, los dioses del Orden se habían impuesto de forma permanente en el cuerpo de su progenitor y se desarrollaban en paz y armonía. No se puede asegurar si lo que ocurrió después fue debido a esto o si sólo fue un capricho de un destino divino, pero un golpe de energías dentro del primordial dio nacimiento, por primera vez, a dos dioses al mismo tiempo: los mellizos Zivot y Smrt. Los nuevos dioses eran iguales en todo, salvo en su concepción de la eternidad. Zivot establecía que era importante que todo comenzara y fuera eterno; Smrt, en cambio, solía asegurar que la belleza de las cosas radicaba en su término. No tardaron ambos dioses en caer en discusiones. Mientras Zivot creaba algo nuevo, Smrt se empeñaba en deshacerlo y convertirlo, otra vez, en la energía esencial del Caos. El primero de los dioses se enfadaba con la actitud de su hermano y creaba una vez más el mismo ser, mientras su hermano, de forma invariable, volvía a deshacer la creación. Zivot decidió entonces hacer algo que ningún otro dios había intentado: crear la vida de una divinidad. Trabajó por un tiempo incalculable para determinar la proporción de energías que necesitaba y, luego de muchos fracasos, logró crear la primera divinidad no nacida por obra del Azar, la diosa Zeme. La creación de Zeme desató la furia de Smrt quien, al ver infructuosos sus intentos de acabar con ella, decidió alterar lo único que se había mantenido constante todo este tiempo: el Orden. La tarea era compleja, ya que destruir el Orden era ir desafiar las directrices de Vesmír. Smrt sabía que no podía ir en contra de Vesmír y Zivot al mismo tiempo, por lo que, utilizando los mismos pasos de su mellizo, creó su propio dios: el dios del deseo, Preji. No tardó Preji en comenzar a jugar con el resto de los dioses, y los enfocó a todos en la única deidad femenina de todo el Caos: Zeme. En poco tiempo comenzaron las batallas acerca de qué dios merecía estar con Zeme: Svetlo argumentaba que él sería capaz de iluminar a la diosa por la eternidad; Tma, por el contrario, explicaba que él podría ocultarla de cualquiera que quisiera hacerle algún tipo de mal; Zavanost debatía su papel en permitirle descubrir el poder de la lógica y la razón e incluso el mismo Vesmír se sumaba a la contienda hablando de sus derechos prioritarios por ser el primero y más grandioso de los hijos de Caos. Sólo Zivot no se sumó a la batalla, pero el restarse de la misma no evitó que la diosa se sintiera agobiada por la constante presión del resto de las divinidades. Sola y presionada, Zeme vio en los límites de Caos una manera de escapar a esta constante atención. La diosa concentró su energía en un punto del cuerpo del primigenio y se estrelló con este a toda velocidad lo que provocó una explosión de tal magnitud que dispersó a todos los dioses por distancias incalculables, mientras se deshacían los límites físicos del cuerpo de Caos, dejando al primigenio en un estado de sueño profundo y creando el universo conocemos hoy por hoy. (fin de la parte 2) (fragmento original de Carlos Marchant P.) Nota: Los cuentos del origen son una seguidilla de cuentos que explican la conformación de una cosmogonía propia de este autor, lo ideal es leerlos en orden. Sus personajes quizá aparezcan en otros textos a futuro.
Caos y Orden En el principio existía todo, sin embargo, su presentación era tan inasible que parecía que nada existía y eso era Caos. Expresar la magnitud de Caos no puede quedar en los registros hablados o escritos de ninguna civilización, mucho menos puede ser definido por un simple relator, como es mi caso, pero es importante hacer hincapié en que Caos fue el primero y único y que todos somos parte de Caos y al final de los tiempos todo volverá a ser Caos. ¿Cuándo nació? Siempre ha sido y probablemente siempre será una interrogante, pues es el dios más poderoso de todos; quizá sea realmente el único dios verdadero. Sobre si Caos es una divinidad o la fusión de muchas otras se podría debatir largamente. Por un lado, podría ser la sola consecuencia de la reunión de todos los entes primordiales: los dioses de los mundos, los creadores de multiversos, planetas y vidas. Aunque si eso fuera así ¿de dónde nacen ellos? ¿Qué los crea? ¿Desde cuándo existen? Ante estas interrogantes, yo me inclino por el otro lado de la balanza, aquel que sostiene que estos entes existen debido a que Caos los ha creado, sin siquiera desearlo, a fin de cuentas, Caos no planifica. La tesis que argumento en las próximas líneas está basada en lo anterior, y si bien es sólo una teoría, es la que a muchas mentes racionales parece acomodar de mejor manera. La creación de las divinidades dentro de Caos debió haber sido un proceso complejo, las moléculas —que en ese entonces eran energías— deambulaban por el Caos con velocidades dispares e ignotas, a veces se esquivaban, pero otras, creaban unas colisiones tan grandes que alteraban más el desorden intríseco de Caos. Llegó a ser tal el grado de entropía dentro del dios primigenio que ocurrió lo inevitable, una probabilidad infinitesimal y la gestación del primer hijo del Caos, Vesmír. Fue sólo cosa de tiempo para que el nacimiento de Vesmír indujese el nacimiento de otras divinidades: Svetlo, Tma, Zavanost, Pontos — por nombrar algunos— fueron deambulando por el inconexo e inentendible cuerpo de su progenitor y, buscando coexistir armónicamente, se jerarquizaron, definieron roles, funciones y comenzaron a comprender su poder, a direccionar el cuerpo del primigenio y convirtiéndose, de esta forma, en la antítesis de su propio padre. Habían creado el Orden. El Orden era racional, permitía entender algunos procesos de Caos y daba sentido al espacio que estos dioses primarios conocieron; pero eso no implicaba que estuvieran fuera de Caos ¿Cómo estar fuera de Caos si él lo era todo? Durante un tiempo que no se puede determinar, Caos y Orden coexistieron en un mismo cuerpo hasta que, de los nacimientos de divinidades que se seguían formando, nacieron los dos mellizos que cambiarían para siempre la historia, creando el cosmos tal y como lo conocemos hoy por hoy: Zivot y Smrt. (fragmento original de Carlos Marchant P) Había llegado a la ciudad con la intención de hacer algo diferente, con la idea de que, de alguna forma, habría de hacer algo distinto, algo notable, algo que se pudiera recordar. Quería inmortalizar su nombre en los registros de la historia, así como buscando aquel punto específico en el que el ser humano deja de ser un ser efímero y pasa a ser recordado, eterno. Su emoción era innegable, y durante meses intentó cumplir sus sueños con renovados intentos, ideas, iniciativas, las cuales, a pesar de fracasar continuamente, no le quitaban el ánimo de seguir intentándolo “Sólo habré fallado el día que deje de intentarlo” solía repetirse.
Al igual que con todos los seres humanos, el tiempo no hizo excepciones con él; así, la lozanía de sus dieciocho años se fue convirtiendo lentamente en la plenitud de sus veinticinco, el asentamiento de los treinta y ya a los treintaiocho había logrado tener muchos logros materiales y sociales, pero aún se sentía vacío ¿Qué había sido de aquél chico que estaba determinado a cambiar el mundo? Comenzó a hacer un racconto de su vida, intentando comprender en qué lugar sus ideales se habían cambiado por estabilidad ¿Había sido después de graduarse? ¿Al buscar hogar? ¿Al comprarse un automóvil? ¿O quizá cuando todo su círculo cercano se casó y tuvo hijos? No lo sabía, sólo tenía en cuenta que las hojas del calendario seguían su avance con ese tiempo tan oxímoron: Con una lentitud rápida. De un momento a otro, un nudo se instaló en su garganta, y las palpitaciones de su corazón se acrecentaron de forma súbita al darse cuenta de una terrible realidad: llevaba cumplida más de la mitad de su vida y aún no había hecho nada; una vez que se acabase su tiempo nadie lo recordaría, su nombre no pasaría a la historia, puesto que no había sido capaz de intentar inscribirlo en ella siquiera. Debía hacer algo, debía ser pronto, pero ¿Qué? Si había gastado todo su don de creatividad en un montón de ideas inútiles que tenía en un archivo digital en su pieza, ninguna había creado nada bueno para la historia, era un montón de basura. Esto lo dejaba aún con el problema en sus manos ¿Cómo hacerse famoso? ¿Cómo lograr que su nombre no fuese olvidado? Y entonces llegó la obsesión del “pronto”, de alguna manera, creía que no tenía mucho tiempo para hacer estas cosas. Un murmullo distante, entre el susurro del televisor encendido hizo que se accionara en su cabeza la idea. Había una forma, sólo una, de poder hacerse famoso y de que su nombre trascendiese. La idea era espectacular, y la fecha propicia: año nuevo. Dos semanas se demoró en encontrar la perfecta locación, así como elegir los puntos más concurridos y clave de su plan. Otras dos semanas tomó comprar todos los materiales, reciclar parte de sus antiguos inventos y armar el escenario. Eligió un cuarto a una distancia prudente del lugar seleccionado y lo rentó por los días que venían, todo era accionado a control remoto, por lo tanto, la señal desde donde estaba era perfecta. Quizá, si los tiempos modernos fueran más tranquilos o si el lugar elegido no hubiera sido tan famoso, el plan de nuestro amigo habría tenido éxito. Tal vez, pensarán algunos, tanta planificación nunca puede resultar en algo bueno. No lo sé. Lo concreto es que el 31 de diciembre de ese año, a eso de las 23 horas, un operativo secreto de la policía irrumpió silenciosamente en el lugar donde se había alojado un hombre sospechoso y, debido a la recientemente aprobada ley Antiterrorismo, dispararon a matar al individuo segundos antes de que accionara los dispositivos electrónicos que estaban ubicados en los puntos estratégicos del mirador más grande del puerto. Si la fortuna hubiese acompañado al hombre, o si los agentes hubieran llegado sólo 10 segundos más tarde, él habría activado las maquinarias y las personas en el mirador habrían experimentado un campo visual aumentado gracias a una barrera elecromagnética amplificadora del sentido de la vista, una especie de telescopio magnético multiusuario, un invento que habría revolucionado la óptica y los miradores en todo el mundo, fruto de más de 20 años de experimentos fallidos. Sin embargo, no es así como funcionan las cosas y, al otro día, cuando el grupo antiterrorista sacó las maquinarias del lugar, no intentaron analizar qué es lo que hacían éstas, habían sido clasificadas por algún superior jerárquico como “material peligroso”. Los agentes acordaron no decir una palabra, la operación era un secreto de estado, esas pobres personas no debían jamás saber lo que decía la inteligencia del país: estuvieron a punto de morir por un ataque explosivo terrorista. Las máquinas fueron desechadas e incineradas junto con su autor en una bolsa gigantesca con las letras “N.N.” a las 17 h del día 1 de enero. La ley antiterrorista cobraba así su primera víctima anónima. (Carlos Marchant P) La soledad comienza en la misma línea que los ojos, así como la tristeza parte con la mirada vacío eterno de una vista muda por la falta misma de palabra hablada Un aura negra absorbe la calma desorienta los sentidos y obnubila el alma... ¿Quién lo diría? La soledad comienza en la misma línea que los ojos, la depresión la sigue bajo la curva de las ojeras azulados pulsos de un dolor urente que al olvido agobia, que por olvido muere El aura negra es absoluta no hay sentimiento que se resista la vida es pálida y ya no muta y un sonido feliz ¿quién lo diría? La soledad comienza en la misma línea que los ojos bajo el brillo opaco de un iris difuso temblores raros de ánimo confuso que van dando origen a la soledad de a poco Le permiten golpear a la puerta del corazón para hacer un nido en la memoria que produzca un cambio interior que sólo se nota En la misma línea de los ojos ¿quién lo diría? (Carlos Marchant P.) Otra noche más donde el viento
golpea la ventana del recuerdo estrellas fugaces iluminan el cielo enmarañándose en un velo incierto Penas, pesadeces, aflicciones, caricias resumiéndose en partidas ¿A dónde será que van los corazones cuando aún no se han cerrado las heridas? Tal vez una copa o dos a lo sumo, O alguna pieza dominada por el humo, Deje ver entre líneas inciertas los sentimientos que va dejando la tormenta Y la noche sigue ofertando fantasmas Emociones sin un rumbo definido Los dioses de la oscuridad se levantan Sonríen y luego se esconden con sigilo Y no hay grito tan fuerte que pare la tormenta Pues tranquilizarse no es algo que se indique Es más fácil aceptar que el alma herida se desangra independiente de la compresión que se le aplique Quizá en este torbellino de emociones difíciles de explicar, de razonar y de entender se aprenda a encontrar entre tanto desorden la brújula que oriente cada papel Entonces, entre las caricias de las estrellas que se fugan en esta noche llena de insolencias e inseguridades se busca un refugio alejado de las luces alejado del tiempo mismo y sus verdades Y la sombra de quien lo vive se difumina se pierde en la tormenta sin consejo sin saber si de tanto que va sintiendo podrá sentir, a futuro, algo de nuevo Otra noche más, donde el viento golpea la ventana del recuerdo Se petrifican sentimientos en la pared ¡Irónico! Pareciera que ya hubieran muerto... (Carlos Marchant P.) En mis sueños conocí tu sonrisa
¿Sabías? Estuve buscándola por años entre labios ajenos, de sabores extraños no encontraba el rubí que a mi alma hipnotiza. En los mismos sueños, encontré tu mirada almendrado regalo de un mundo distinto busqué en tantos ojos, tal vez por instinto aquel mágico ambiente que tus ojos guardaban Mas no conocía tu cuerpo ni sabía tu nombre Y en variadas ocasiones, afirmo: me equivoqué Cuando dicta el destino ¿qué hacen los hombres? Esperar que algo aparezca ¿tan solo por fe? Y entonces, en el deja vú inherente de sentir tu presencia a esa cariñosa aura que a tu cuerpo me imanta pierdo en parte cordura, lo que en parte me aterra Saber que doy todo ¿y si tal vez te me escapas? ¿Por qué Eros es tan cruel o quizás, ingenioso que hace conocernos en circunstancia irreal? Reviviendo el sentir de un corazón muerto Enamorando, otra vez, a quien se quiere calmar. ¡Cielos! Pandora, tú esperanza me mata Tu ilusión me persigue, me hace despierto soñar. Un deseo tan vehemente mi corazón grita La razón se deshace en este ascensor del amar. Ante la escena afirmo: mientras pueda sentir tu presencia, Por este momento atemporal en que me siento completo Aceptaré mi destino y jugaré nuestro juego Pues, como antes te dije, te conocí en mis sueños. (Carlos Marchant P.) Pasaron tantas cosas ayer
y muy pocas cosas hoy pierdo el registro del tiempo últimamente y sólo el despertador me recuerda el día que es. Infames segundos de minutos desérticos horas petrificadas en el calendario meses fugaces, trimestres sintéticos semestres perdidos entre papeles gastados. Mas, los sentimientos, parece se mueven en tiempos distintos, anacrónicos, hacen latir corazones inertes como si no hubieran apuros, carácter irónico. Pasaron tantas cosas ayer y muy pocas cosas hoy olvido lo sentido y lo pensado últimamente. Sólo las letras me lo recuerdan... ¿O no? Palabras a fuego ¡tatuajes vacíos! ¿Qué es el sentimiento si no quieres sentir? suspiro una copla de rima ligera respiro un verso gastado, a medio morir. Y los sentimientos se siguen moviendo en tiempo distinto, como sonriendo, como intentando expresar a destiempo y con calma una emoción singular. Me desahogo con un grito al calendario A la agenda incompleta a las reuniones eternas y Al correo repleto de spameo liviano Pasaron tantas cosas ayer y muy pocas cosas hoy me desoriento entre tanto cambio Y mirando el espejo, me pregunto quién soy. (Carlos Marchant P.) Son breves los respiros indolentes
que bajo tu sonrisa extraña me dedicas sugiriendo con tus cálidas caricias una mirada, desde afuera, indiferente. Son extrañas las palabras al oído que me entregas sonriendo con descaro pareciendo completar un juego extraño una trampa que alguna vez he conocido y sin embargo en la embriaguez loca de percibir al menos el aire que respiras, acallada la razón, he olvidado las heridas y estoy buscando eufórico el brebaje de tu boca ¿Por qué corazón eres tan incierto que incluso vuelves loco al ser más frío? ¿Acaso tu deber desconocido es hacer de la razón un forajido? ¿Qué más da? A fin de cuentas ya no importa El motivo oculto de tu actuar tan inmaduro más que como apoyo, actúas cual verdugo que me lleva, confundido, a este juego inseguro. (Carlos Marchant Pizarro) De seguir así me voy a volver loco
pero de esos locos realmente peligrosos aquellos que deciden dejar de seguir sus ideales por encajar en este mundo desastroso ¡Cielos! ¡Qué sobrevalorada es la cordura! Así como sobrevaloradas son las costumbres ¿Acaso no está claro que darle fuego a la lumbre del egoísmo es la máxima locura? Quieran los dioses que Dionisio me proteja de aquella enfermedad tan humana que confunde lo "común" con lo "normal" y el no criticar (o hacerlo sin base) con tener la mente sana. (Carlos Marchant P.) |
Carlos Marchant PizarroEscritor Rancagüino, su primera obra se llama "La Cúpula Dorada". Archivos
August 2017
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