Los títulos polvorientos de libros que habían sido adquiridos y leídos centurias atrás llegaban a sus pulmones fácilmente, siempre se había preguntado cómo era que las librerías viejas adquirían ese olor característico que las bibliotecas, de alguna forma, lograban evitar. Un título dorado llamó su atención "rituales de año nuevo" un libro pequeño, no tendría más de 40 hojas, se veía completo, preguntó por el precio al vendedor quien, al no saber dar una cifra exacta, observó el grosor del libro y dio un precio irrisorio el cual fue pagado inmediatamente.
Una vez en casa, revisó los escritos sobre los ritos de año nuevo asegurándose que la mayoría de estos ya los estaba cumpliendo, había sin embargo, un ritual que él no conocía, requería cinco velas rojas, dos palillos de incienso y una piedra de cuarzo, era un hechizo de abundancia, según lo que decía el libro, el seguirlo haría que la persona se sumergiese en una fortuna incuantificable. Sus ojos brillaron, tenía todo lo necesario en la casa.
Al acercarse el horario de media noche fue a su pieza y encendió las velas y los inciensos dejando la piedra en el centro, recitó las palabras en latín- muchas de las cuales no entendía- y fue a realizar el resto de los ritos del año. El hechizo era largo, no habría de completarse hasta que se apagara la última vela, no habría de concluir hasta que se quemase el último incienso.
Volvió al hogar un tanto ebrio y contento, ya habían pasado dos horas desde el año nuevo, se encerró en su pieza y vio como la última vela estaba a segundos de apagarse, también vio brillar de un color extraño la piedra de cuarzo y se quedó dormido. No fue hasta una semana después que lo encontraron muerto, asfixiado por una cantidad aberrante de dinero que nadie pudo explicar cómo fue que llegó a su habitación.
(Carlos Marchant P.)